Si existe un momento realmente mágico, es el atardecer en verano. Con la llegada del fresco tras un caluroso día, la puesta de sol marca el momento de relajarse y de disfrutar, de comer y charlar con los amigos o de leer tranquilamente hasta que llegue el sueño. Sin prisas, sin agobios.
Y si el atardecer es el momento, el exterior es el lugar. Terrazas, balcones, jardines y porches cobran una nueva vida con la llegada de la oscuridad y el encendido de luminarias y velas. Los exteriores privados o de hoteles y restaurantes, son espacios con posibilidades infinitas. Estudiando detenidamente su distribución, decorándolos con mimo y programando cuidadosamente su iluminación crearemos rincones verdaderamente agradables, funcionales y llenos de estilo. Solo debemos tener en cuenta algunos consejos…
En primer lugar, tenemos que identificar las distintas zonas funcionales e iluminarlas individualmente. Zonas de acceso, de paso, de reunión, de trabajo, decorativas… Cada espacio tendrá sus necesidades concretas y requerirá de luminarias específicas: iluminación directa mediante apliques o proyectores para las zonas de acceso, empotrables de suelo o pared o balizas para las zonas de paso, luminarias más potentes y dirigidas para las zonas de trabajo como mesas o barbacoas…
También es necesaria una luz ambiental suficiente, sin ser excesiva, que servirá para unificar el conjunto y para evitar zonas excesivamente oscuras. Esta iluminación deberá ser suave y cálida para contribuir al ambiente informal, relajado, agradable y mágico de una buena terraza de verano. En función del proyecto esta iluminación puede crearse con lámparas suspendidas, con apliques o incluso con portátiles que darán un divertido toque al conjunto.
Finalmente, es recomendable escoger luminarias LED y aptas para uso exterior con un índice de protección adecuado. De este modo garantizaremos su eficiencia energética y su protección frente a cuerpos sólidos, humedad y lluvia.
Fuente: Faro Barcelona
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